A partir de la segunda mitad del Siglo XIX, se documenta la elaboración y comercialización de vermut en Cataluña. En este periodo, en el Camp de Tarragona se estaba desarrollando una gran actividad económica dedicada a la exportación de vinos y aguardientes. Paralelamente a este buen ambiente industrial y comercial, el vermut arraigó perfectamente como un nuevo producto vinícola en nuestras tierras. En Padró hacen homenaje al vermut tradicional que se venía a granel en las bodegas de despacho de vinos o que se iba a tomar religiosamente los domingos al mediodía en los bares de barrio o los cafés de pueblo. Con la voluntad de evocar aquellos aromas herbáceos y medicinales, que recordamos de cuando nos internamos en estos locales.